Love Hurts'

AMOR… Cuatro letras que encierran un significado inmenso. Para algunos, lo más bello que pueda existir, para otros, lo más doloroso; para unos, el sentimiento más grande, para otros, un simple juego, una farsa. Es algo capaz de hacer sentir al hombre como si estuviera en el paraíso, pero también puede llevarlo al mismísimo infierno. A lo largo de los años muchas personas han tratado de definir lo que es el amor: “El amor es un acto de perdón interminable...una mirada tierna que se convierte en hábito”, “El amor es un juego en el que ambos jugadores pueden ganar”, “El amor es una condición en la que la felicidad de otra persona es condición imprescindible para su propia felicidad”, y un largo etcétera. En lo personal, me quedo con esta frase del escritor Carlos Cuauhtémoc Sánchez: “El amor no se ha podido definir, ni podrá hacerse nunca…definir es limitar, y el amor no tiene límites”.

Lo cierto es que sea como sea, el amor es algo imprescindible en la vida del ser humano. Es uno de los temas preferidos de escritores, poetas, cineastas, músicos, pintores, filósofos…simplemente forma parte de todo lo que nos rodea. Generalmente lo primero que se nos viene a la mente al escuchar la palabra amor, es el que se da entre un hombre y una mujer (o entre dos personas del mismo sexo, ahora se ve de todo xD), pero el amor no solo se da en esos casos, y no necesariamente implica atracción hacia otra persona; hay muchos otros tipos de amor: el que existe entre la familia, de padres a hijos y viceversa, entre hermanos, abuelos, o el que se puede dar entre dos buenos amigos, el amor hacia Dios, e incluso el amor que nos tenemos a nosotros mismos.

De cualquier manera, se siente muy bien amar a otra persona y (quizá mejor) sentirse amado. Pero, ¿Qué pasa cuando esa persona tan especial e importante para nosotros, ni siquiera voltea a vernos? ¿Qué sucede cuando ese sentimiento tan grande y fuerte no es correspondido? Es ahí cuando el amor se puede llegar a convertir en algo doloroso, pero, como se comentó en un post anterior, es parte del juego. Creo que todos hemos estado alguna vez en esta situación, y por supuesto, no quisiéramos que se repitiera, pero eso es imposible. Amar a una persona es darle la oportunidad de que te haga la persona más feliz sobre este planeta, y claro que todo el que ama lo hace esperando esto, pero al entregarle tu corazón a alguien, le estás dando también la oportunidad de hacerte sufrir. A nuestra edad muchos estamos todavía aprendiendo las reglas de este bello juego llamado Amor, por ello solemos cometer errores al entregar el corazón. Muchas veces nos dejamos llevar por el aspecto físico, por una cara bonita, por un buen cuerpo, y muchas veces esa apariencia física nos ciega, no nos permite ver lo que esa persona lleva dentro, lo que tiene para ofrecernos. En otras ocasiones, caemos simplemente porque esa persona tiene un “buen verbo”, y al prometernos bajarnos la luna y las estrellas, nos tiene comiendo de la palma de su mano. ¿Por qué sucede esto? ¿Por qué caemos tan fácilmente? Simplemente porque, como ya lo mencioné, si se siente bien amar a alguien, sentirse amado es aún mejor. Además, muchas veces sentimos un gran miedo a la soledad, y esto nos lleva a quedarnos con la primer persona que dice querernos, solamente para saber que no estamos solos. Es por ello que el amor se vuelve tan doloroso: idealizamos a las personas, pensamos que es alguien casi perfecto, sin ver que en realidad está muy lejos de serlo. Además, el término “Amor” está devaluadísimo. Apenas conocemos a alguien que nos atrae, y ya creemos estar enamorados. A cualquier persona por la que sentimos algo de cariño le decimos “Te amo”. Casi, casi decimos “te amo” en lugar de “hola” xD. No solo sobrevaluamos las cualidades de esa persona elevándola casi a la perfección, sino que también exageramos lo que sentimos por ella, creyendo amarlo cuando en realidad no es así. Otro factor que puede llevarnos a sufrir en cuestiones amorosas, es el amor que nos tenemos a nosotros mismos. Muchas veces no nos queremos ni siquiera a nosotros, y eso nos impide querer a otros. Hay quien tiene tan poco amor propio, que llega a depender de su pareja. Es ahí cuando entra el antes mencionado miedo a estar solo: tenemos tan poca autoestima que cuando alguien dice querernos, permitimos cualquier clase de abuso con tal de que esa persona permanezca a nuestro lado. Nos dejamos manipular por él o ella, hasta llegar a convertirnos prácticamente en su juguete, ¿por qué? Por el miedo a perderlo(a). La dependencia que tenemos hacia nuestra pareja mantiene nuestros ojos vendados, no nos permite ver cosas que pueden llegar a ser más importantes para nosotros, o incluso personas que de verdad nos quieren y con quienes podríamos estar mejor.

Ahora volvamos al amor mal correspondido. ¿Qué hacer cuando amas a una persona, y esa persona no siente lo mismo por ti? Sigue adelante. No te alejes del amor, no tengas miedo a amar. Una persona que no ama es una persona que está muerta en vida. Si amas a alguien que no te ama, no te preocupes, ya llegará alguien que lo haga. Eso sí, lo peor que puedes hacer es usar a alguien más para olvidar a esa persona, o para tratar de darle celos. Sólo terminarás lastimándote más, y de paso lastimaras a alguien más. Cuando amas a alguien que no te ama, simplemente debes aceptarlo y seguir tu camino. Claro que si de verdad la amas, debes insistir, pero sin llegar a obsesionarte con ella, porque, una vez más, terminarás haciéndote más daño. Recuerda que las cosas pasan por algo, y si no puedes estar a su lado, es porque hay algo mejor esperándote, así que abre muy bien los ojos.